sábado, 2 de abril de 2011

frustación

Levantar el alambre y mirar a travéz de él. Reflejo pequeño entorno al espacio dejado para él: el jabón. Es tan precisa la cantidad de agua que le hizo falta, las medidas exactas en un tarro, esperando el momento de ser inclinado hacia arriba, sostenido por la mano hábil. Concentran y enfocan los ojos en aquel posible globo, calculando, rigurosamente, cantidad de aire a largar por los labios hacia aquella debil y blanda pared que se parte cual vidrio y moja el piso con gotas. Ni un cuarto de burbuja.

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